lunes, 5 de noviembre de 2012

¿TODAVÍA SE HACE PIS EN LA CAMA?


Basándonos en un artículo que hemos encontrado en una revista de educación hemos investigado sobre la enuresis o también llamada emisión involuntaria y repetida de orina a una edad en la que ya se debería haber alcanzado la continencia.


Desde nuestro blog queremos ofrecer a los padres unas pautas para ayudar a paliar la enuresis ya que supone una gran incomodidad tanto para el niño como para sus padres además de acarrear unas consecuencias sociales importantes, como no querer ir a dormir fuera de casa ni invitar a un amigo, y personales como la vergüenza y la falta de  confianza en sí mismo.


Según diferentes opiniones de especialistas, unos sitúan que tanto los niños como las niñas adquieren el control de la orina a los cuatro años, otros, distinguen entre dos sexos: como en las niñas la maduración de la vejiga ocurre antes que en los varones, creen que habría que considerar la enuresis a partir de los cinco años en ellas y de seis u ocho en ellas. Pero actualmente se está aceptando el criterio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de diagnosticar enuresis a partir de los cinco años.


En cuanto a la frecuencia, la disparidad va desde las cuatro o cinco veces por semana hasta una vez al mes, durante un periodo mínimo de tres meses. La OMS estipula una frecuencia mínima de dos episodios al mes en niños menores de siete años y sólo uno en los mayores de esta edad.


¿Por qué ocurre? Aunque sólo muy raramente existe una causa orgánica (diabetes, crisis convulsivas o cualquier disfunción de la vejiga o los riñones), la  mayoría de veces se trata de un problema de aprendizaje: el niño tiene que aprender a controlar la micción practicando las respuestas involucradas en la conciencia, como despertarse y controlar la orina.

También puede ocurrir que después de haber logrado el control del pis durante un tiempo prolongado, como puede ser entre seis meses y un año, aparezca la enuresis. En estos casos se considera “enuresis secundaria” y el desencadenante puede ser algún conflicto emocional: la muerte de alguien querido, la separación o mala relación entre los padres, cambio de casa o colegio, el nacimiento de un hermano…Pero aun en estos casos algo falla en el aprendizaje del control de la micción porque, si no, no se entendería que ante las mismas circunstancias algunos niños vuelvan a mojar la cama y otros no.


Si se trata de una enuresis, hay que tener siempre presente que el niño no es directamente responsable, es involuntario y le mortifica a él en primer lugar. Sólo muy raras veces, y entonces no se considera enuresis, el hacerse pis es intencional. Sea como un desafío a los padres o porque el miedo de ir al baño, por la oscuridad, es muy fuerte, el niño, aunque se despierta, no controla la micción. Entonces la solución está en solventar estas dificultades o miedos.


Lo que NO hay que hacer:
Si entendemos que la enuresis es un problema que afecta al niño y que necesita a los padres para resolverlo, hay una serie de conductas que no le ayudarán en absoluto:


·         -Castigarle o burlarse de él. Cualquier proceder de los padres que vaya en este sentido aumentará la indefensión y la inseguridad del hijo.


·         -Despertarle de noche por si tiene ganas de orinar. Sería una casualidad extrema que le despertemos justo cuando tiene la vejiga llena, lo más probable es que perjudiquemos a su descanso para nada.


·      -Unas braguitas o calzoncillos especiales. Puede ser un recurso para una situación eventual en que el niño no duerma en casa pero, por supuesto, no resuelve el problema.


·          -Recurrir a la utilización de hierbas o de medicinas sin prescripción médica.


El proceso de control de esfínteres  es un proceso difícil que se inicia con el control intestinal diurno, luego el control diurno de la orina y cierto tiempo después, el nocturno. Algunos niños necesitan una ayuda adicional en esta última etapa.


Así como la enuresis afecta emotivamente a los niños, también influye en el ánimo de los padres que necesitan de la mejor predisposición para enfrentar el problema. Las afirmaciones basadas en un estudio de Morgan y Young citado en el libro “enuresis nocturna” tratan de reflexionar sobre lo que provoca en los adultos la enuresis del hijo. Si estamos de acuerdo con alguna o varias de las frases es que estamos mostrando indicios de baja tolerancia:

·         Si mi hijo fuera algo más maduro, no tendríamos tanto problema con mojar la cama.

·         Hacerse pis en la cama no es un verdadero problema

·         El niño dejaría de orinarse si lo intentara con verdadero empeño.

·         Castigo a mi hijo cuando se hace pis en la cama.

·         Generalmente la enuresis se soluciona sola.

·         El que mi hijo se orine en la cama es muy molesto para los que vivimos con él.

·         Le hago ver que me decepciona cuando moja la cama.

·         Hacerse pis en la cama es una sucia costumbre.

·         Detesto la montaña de sábanas que hay para lavar  porque el niño las orina.

·        Unos buenos azotes nunca han hecho daño a ningún enurético y pueden hacerle mucho bien.

·         No comprendo por qué mi hijo no puede estar seco cuando los demás sí pueden.


En conclusión, ¿cómo podemos ayudar al niño?:

Como es una situación que el pequeño no puede controlar, necesita de todo el apoyo de sus padres, su comprensión y su paciencia para ayudarle a resolver este problema que tantos trastornos puede ocasionarle.


Lo principal es mostrarle que estamos a su lado, igual que cuando tiene un catarro y le ayudamos a curarse. La enuresis es tan involuntaria como una enfermedad pero depende de la actitud de los padres para que el niño no sienta culpa y se vea motivado para enfrentarla.

Una vez que el pediatra haya descartado alguna causa orgánica, conviene consultar con un especialista en psicología infantil para que nos guíe durante el tratamiento. 

Lo que si podemos hacer desde un primer momento es involucrar al niño en la atención del problema. Por ejemplo, solicitarle que ayude en el cambio de la ropa de cama.

Para informarnos más sobre este tema podemos consultar en el libro “enuresis nocturna” (editorial Pirámide, Madrid, 2009)

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